La importancia de la genética en la producción porcina
La genética es una rama de la biología que trata de los fenómenos de herencia y sus variaciones. Su función es la de comprender las causas de las semejanzas y las diferencias que existen entre los padres y su progenie y, por extensión, entre todos los organismos que se encuentran relacionados unos con otros por su descendencia (Blakiston, 1983).
La genética porcina está enfocada en obtener mayor rendimiento económico de los animales. En los cerdos sólo se seleccionan características de importancia económica, aquellas que al ser mejoradas representan una mayor ganancia para el productor (reproductivas, morfológicas, de producción y de la canal).
Gracias a la genética porcina, los cerdos de las granjas de cría intensiva son animales cruzados, híbridos comerciales, cuyas razas paternas dependen de lo que demanda el mercado. La selección genética se ha realizado de acuerdo con estas premisas y también considerando la minimización de los costes. Para ello ha sido fundamental aumentar la productividad numérica (número de lechones destetados por cerda y año), principalmente a través de la selección de la prolificidad y también mediante un adecuado manejo reproductivo.
Las razas más usadas suelen ser Landrace y Large White para producir la hembra híbrida, pero para el macho finalizador hay una variedad notable de opciones dependiendo del destino del producto.
Las líneas maternas que, si bien también se seleccionan por características productivas, tienen particularidades reproductivas y de aptitud maternal:
– Capacidad lechera.
– Facilidad de parto.
– Supervivencia del lechón.
– Camadas homogéneas.
– Carácter durante la lactación.
– Rusticidad (Sensibilidad al estrés).
– Resistencia a enfermedades.
– Adaptación al clima.
– Número de cerdos vendidos por hembra por año.
Las líneas paternas son seleccionadas por su capacidad de producción y de carne:
– El crecimiento o velocidad crecimiento se expresa como el número de días a un crecimiento constante en que alcanza el peso de 113,5 a 114 kg de peso corporal.
– Ganancia diaria de peso (G).
– Conversión alimenticia (C.A.).
– Consumo de alimento (CAL)
En conclusión, la genética porcina no solo optimiza la producción y la rentabilidad en las granjas, sino que también promueve el bienestar animal al seleccionar características que favorecen la salud y la adaptabilidad de los cerdos. A medida que el mercado continúa evolucionando, la investigación y el desarrollo en este campo serán esenciales para garantizar que los productores puedan satisfacer la demanda de productos de calidad, al mismo tiempo que se mantienen prácticas sostenibles y éticas en la cría de animales. La integración de la genética en la producción porcina es, sin duda, un pilar fundamental para el futuro de la industria.
Escrito por Daniel Mora, médico veterinario de nuestra unidad JHS Porcinos.