Recepción y manejo de pollitos en la granja de engorde

La recepción de pollitos en una granja de engorde es un proceso crucial que determina la calidad del producto final que se ofrecerá al mercado. Un manejo adecuado en esta etapa inicial no solo asegura el bienestar de los animales, sino que también optimiza su crecimiento y desarrollo.

La forma en que se reciben los pollitos influye directamente en su salud y en la calidad de la carne que se producirá. Un manejo inadecuado puede generar estrés en los animales, lo que afecta su crecimiento y, en consecuencia, el producto final. Por ello, es fundamental garantizar un ambiente adecuado desde el primer momento, incluyendo no solo la temperatura, sino también la ventilación y el acceso a agua y alimento.

El galpón destinado para la recepción de pollitos debe ser cuidadosamente preparado para proporcionar un entorno óptimo. Se establece una temperatura entre 30 y 35 grados celsius, lo que es ideal para el confort de los pollitos en sus primeros días. Esta temperatura ayuda a prevenir el estrés térmico y favorece un crecimiento saludable. Además, se han implementado sistemas de ventilación que aseguran la circulación del aire, evitando la acumulación de gases nocivos y manteniendo un ambiente limpio y seguro para los pollitos en crecimiento.

Al pasar los días, la temperatura debe ir descendiendo, para llegar a una mínima de 22 grados centígrados.

Desde el día de llegada, se le debe garantizar hidratación a los pollitos por el sistema de agua por niple, en el caso de las granjas del Grupo JHS, y también acceso a su alimento balanceado, en comederos tipo baby.

Asimismo, se hacen pruebas de buche para saber cuánto ha comido el pollito, y se espera que al cabo de 35 días el animal alcance un peso de más de 2 kilos para luego llevar a beneficio.

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