La cerda que entra en celo está inquieta y puede dejar de comer. La vulva se enrojece y se hincha. Cuando se le presiona con las dos manos en ambos flancos de la parte trasera del cuerpo se queda quieta, demostrando que está lista para aceptar al verraco. Esto también se denomina reflejo de inmovilidad.
Pero no podemos dejar de mencionar otros signos, que, en mayor o menor escala, se pueden dar en el celo de la cerda, entre los que destacan:
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Presencia de moco pegajoso en la vulva, que se hace más presente en la fase final del celo.
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Intentos de montar a sus compañeras, lo cual se aprecia cuando están en grupos.
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La cerda emite unos gruñidos de larga duración.
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Orejas erguidas hacia arriba. En presencia de macho algunas cerdas levantan las orejas.
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Cola levantada. Al igual que puede suceder antes del parto (de hecho, es un signo más de la inminencia de parto), algunas cerdas en presencia de macho pueden levantar ligeramente la cola.
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